jueves, 5 de marzo de 2015

El Vía Crucis: un ejercicio espiritual en nuestro Santuario cada viernes

La Cuaresma, como sabemos, está marcada por la oración, ayuno y colaboración. Asimismo, hay otros tres elementos que nosotros tradicionalmente realizamos: retiros-actos penitenciales, confesiones y los vía crucis. En nuestra Santuario, los tres elementos mencionados los agregamos con todo fervor a nuestras labores. 

Nuestro Santuario ofrece la oportunidad de participar del Santo Vía Crucis en cuatro (4) rustas distintas, saber: (1) el tradicional a través de la vía de acceso, (2) la ruta eco-pedagógica, (3) la llanura y (4) la rotonda en torno a la capilla.

Les invitamos a que nos acompañen en este ejercicio espiritual junto a su familias. Es el acompañamiento a Jesús y los dolores que padeció bajo el peso de la cruz. Encontrémonos todos los viernes de cuaresma a las 6 de la tarde y luego el gran encuentro en la Santa Eucaristía.

Recordamos que las confesiones son todos los días a las 6 de la tarde, excepto los viernes.

Informamos, también, que nuestro retiro será el domingo, 15 de marzo de 2015, comenzando con la Santa Misa a las 11 de la mañana y culminando a las 4 de la tarde, Contamos con la presencia de todos ustedes.

Continúa el embellecimiento de nuestro santuario

Desde que el P. Hilario José Gutierrez asumió la dirección del Santuario de Schoenstatt de Juana Díaz se embarcó en un plan de conservación, mantenimiento y embellecimiento del extenso y hermoso lugar de oración. 
Gracias al grupo de voluntarios y la buena voluntad de bienhechores por su entrega a este lugar de paz. 


Particular agradecimiento, a la administración municipal de Juana Díaz y al alcalde Ramón Hernández Torres por su disponibilidad para ayudarnos en nuestra encomienda.

Como la Iglesia, Schoenstatt está siem­pre en camino, peregrinando hacia el Padre, luchando por su reino en este mundo, hasta que haya "nuevos cielos y nueva tierra" (cf. 2 Pe 3,13).


(Vista de las labores de repavimentación de la calle José Kentenich que conduce al Santuario de Juana Díaz)

miércoles, 4 de marzo de 2015

Madrugadores de María en Schoenstatt de Juana Díaz

                                           
Los Madrugadores de María surgen como una corriente de vida que se inicia en el año 1989 en la ciudad de Rancagua, Chile, donde se inauguró un Santuario Mariano de Schoenstatt.  Durante la semana el Santuario era visitado mayormente por mujeres ya que los hombres se le dificultaba debido a su trabajo. Surge la iniciativa de un pequeño grupo de hombres de reunirse el sábado en la madrugada para orar.

Esta idea gustó mucho y continúan reuniéndose un sábado mensualmente. De Rancagua esta corriente de vida se extendió al Santuario de Bellavista en Santiago, Chile y de ahí a otros lugares dentro y fuera de Chile.  En la actualidad existen grupos en unos 14 países latinoamericanos, incluyendo al Caribe (Puerto Rico y República Dominicana) y en Europa (Alemania, España y Portugal).

En Puerto Rico esta iniciativa es traída por nuestro hermano José Ortiz (Monchito) en el año 2008, luego de vivir la experiencia en un Encuentro Internacional de Madrugadores en Chile. Actualmente existen 11 grupos de Madrugadores en varios pueblos de la isla.  Formándose el grupo de la Diócesis de Ponce en el año 2011.

Actualmente nos estamos reuniendo a las 6:30am en el Santuario de Schoenstatt de Juana Díaz, los terceros sábados de cada mes.

(Aquí un grupo de los Madrugadores junto al P. Hilario José Gutiérrez, Rector del Santuario de Schoenstatt de Juana Díaz)
Para ser una diferencia en esta tan convulsada sociedad, la clave es hacer familias cuyo centro sea Dios.  Los hombres tenemos que asumir nuestro rol protagónico, dirigir a nuestros hogares, impactar a las comunidades, a la sociedad.   
Lo logramos cuando:
"Promovemos e impulsamos fraternal y alegremente el vínculo con Dios, Cristo y María, en el fortalecimiento y la conquista de la santidad de la vida diaria y en el empeño apostólico por transformar cristianamente al mundo, como instrumentos marianos a través de encuentros varoniles de oración y Eucaristía de madrugadas en Santuarios, ermitas e iglesias".

Acepten esta invitación, en Cristo y de la mano de María.

La importancia de los abuelos y de su problemática condición

«La atención a los ancianos hace la diferencia en una civilización»: es la advertencia relanzada por el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 4 de marzo. 
Al reunirse en la plaza de San Pedro con doce mil fieles provenientes de todas las partes del mundo, el Pontífice continuó el ciclo de reflexiones dedicadas a la familia y se centró en la «problemática condición actual» de los abuelos, ante tantas situaciones de abandono e indiferencia. Y definió «perversa» «una sociedad sin proximidad» respecto a «esta edad de la vida».
Al añadir, como de costumbre, algunas consideraciones personales al texto preparado, el Papa explicó que los «ancianos son una riqueza, no se pueden ignorar», porque «esta civilización seguirá adelante» sólo «si sabe respetar» su sensatez y su sabiduría. En efecto, continuó con una imagen significativa, «una civilización en la que no hay sitio para los ancianos o se los descarta porque crean problemas, esta sociedad lleva consigo el virus de la muerte».
Volviendo a su experiencia durante el ministerio episcopal en Buenos Aires, el Pontífice recordó el hecho de una anciana abandonada por los hijos que no se quejaba a pesar de haber pasado ocho meses desde su última visita. «Esto se llama pecado mortal», comentó. Así, pues, contó contó de nuevo la historia —que le contaba su abuela— de una familia en la que un anciano, que «al comer se manchaba», había sido desplazado a «la cocina» para no hacer «un mal papel cuando venían los amigos a comer o a cenar». El relato continúa con una escena del padre de la familia que pocos días después, al regresar a casa, encuentra a su hijo jugando con madera, martillo y clavos. Cuando el papá le pregunta qué estaba haciendo, el niño responde: «Hago una mesa para cuando tú seas anciano, así puedes comer allí». Demostrando, destacó el Papa Francisco, que en la relación con los ancianos «los niños tienen más conciencia que nosotros».   (Fuente: L'Osservatore Romano)

martes, 3 de marzo de 2015

Belmonte según José Kentenich, ahora también en E-Book


Un gran deseo del Padre José Kentenich fue que el Movimiento de Schoenstatt, fundado hace cien años en un desconocido valle tributario del Rin, en Alemania, estuviese presente en el corazón de la Iglesia universal, en Roma. En el año 1965, los representantes de la dirigencia del Movimiento internacional de Schoenstatt le prometieron al Padre y Fundador que se construiría un Centro internacional de Schoenstatt en Roma. Pasaron más de cuarenta años hasta ver cumplida esta promesa con la construcción del Centro Internacional de Schoenstatt en Belmonte, Roma.
En el libro "Belmonte según José Kentenich" son abordadas las expectativas programáticas que vinculaban al Padre Kentenich con el Santuario MATRI ECCLESIAE en Belmonte. Desde mediados de febrero de 2015, el libro, publicado en octubre de 2014 como libro impreso, está a disposición también como E-Book, en español, portugués e inglés.
Este libro contiene tres conferencias centrales del Padre Kentenich, dos de ellas traducidas por primera vez al castellano por Rodolfo Monedero para la publicación del libro impreso en octubre de 2014. Constituyen una buena oportunidad para conocer lo que significa el Centro Internacional de Belmonte para Schoenstatt y para la Iglesia, y ofrecen una amplia mirada de la visión renovada de la Iglesia que tenía el Padre Kentenich.
La edición del libro como E-Book es una oferta a las generaciones "móviles" que prefieren tener sus libros en forma digital en sus smartphones y tablets – y además ofrece a personas que viven en países sin librerías schoenstattianas (o donde estas librerías no los venden), el acceso fácil a textos claves del Fundador de Schoenstatt sobre su gran sueño de un santuario de Schoenstatt en Roma, expresión, medio y seguro del amor a la iglesia de todo su movimiento y cada uno de sus miembros.

"Dios no perdona la hipocresía, la santidad fingida", dice el Papa

 Si aprendemos a 'hacer el bien', Dios 'perdona generosamente' todo pecado. Lo que no perdona es la hipocresía, la 'santidad fingida'. Son palabras del Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina, en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia
Los santos fingidos, que ante el Cielo se preocupan más por aparentarlo, que por serlo de verdad, y los pecadores santificados, que más allá del mal hecho, han aprendido a 'hacer' un bien más grande. Nunca hubo ninguna duda sobre a quién de ellos prefiere Dios, afirmó el obispo de Roma, centrando su meditación sobre estas dos categorías. Tras señalar que las palabras de la lectura de Isaías son un imperativo y al mismo tiempo una 'invitación', que viene directamente de Dios: ¡dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien', defendiendo a los huérfanos y a las viudas, es decir – subrayó el Papa Francisco – 'aquellos que nadie recuerda' entre los cuales están también 'los ancianos abandonados, los niños que no van a la escuela' y los que 'no saben hacerse la señal de la Cruz'. Detrás del imperativo y de la invitación está siempre la invitación a la conversión:
«Pero ¿cómo puedo convertirme? ¡Aprendan a hacer el bien! La conversión. La suciedad del corazón no se quita como se quita una mancha: vamos a la tintorería y salimos limpios… Se quita con el 'hacer', tomando un camino distinto, otro camino que no sea el del mal. ¡Aprendan a hacer el bien! Es decir el camino del hacer el bien. Y ¿cómo hago el bien? ¡Es simple! 'Busquen la justicia, socorran al oprimido, brinden justicia al huérfano, defiendan la causa de la viuda'. Recordemos que en Israel los más pobres y los más necesitados eran los huérfanos y las viudas: hagan justicia, vayan donde están las llagas de la humanidad, donde hay tanto dolor… De este modo, haciendo el bien, lavarás tu corazón».
El Señor exagera: ¡pero es la verdad! El Señor nos da el don de su perdón
Y la promesa de un corazón lavado, es decir perdonado, viene del mismo Dios, que no lleva la cuenta de los pecados ante quien ama al prójimo:
«Si haces esto, si vienes por este camino, al que te invito – nos dice el Señor – 'aunque sus pecados fueran color escarlata, ustedes se volverán blancos como la nieve'. Es una exageración, el Señor exagera: ¡pero es la verdad! El Señor nos da el don de su perdón. El Señor perdona generosamente. Pero, yo perdono hasta aquí, después veremos… ¡No, no! ¡El Señor perdona siempre todo! ¡Todo! Pero, si quieres ser perdonado, debes empezar por el camino del hacer el bien. ¡Éste es el don!»
Jesús prefería mil veces a los pecadores, que decían la verdad sobre sí mismos, antes que a los hipócritas. El Evangelio del día presenta al grupo de los astutos, los que 'dicen cosas justas, pero hacen lo contrario', señaló el Santo Padre, añadiendo que 'todos somos astutos y siempre encontramos un camino que no es el justo, para parecer más justos de lo que somos, es el camino de la hipocresía':
«Estos fingen que se convierten, pero su corazón es una mentira: ¡son mentirosos! Es una mentira…Su corazón no pertenece al Señor; pertenece al padre de todas las mentiras, a satanás. Y ésta es una santidad fingida. Jesús prefería mil veces a los pecadores, antes que a ellos. ¿Por qué? Los pecadores decían la verdad sobre ellos mismos. ¡Aléjate de mí Señor que soy un pecador!': lo dijo Pedro, una vez. ¡Pero uno de ellos nunca dice esto! 'Te agradezco Señor, porque no soy pecador, porque soy justo'… En la segunda semana de Cuaresma hay estas tres palabras para pensar, meditar: la invitación a la conversión, el don que nos dará el Señor – es decir un don grande, un perdón grande, y la trampa. Es decir fingir que nos convertimos, pero tomar el camino de la hipocresía'».(CdM – RV)

domingo, 1 de marzo de 2015

SCHOENSTATT: FAMILIA LLAMADA A COLABORAR EN LA RENOVACION DE LA IGLESIA

El pasado mes de febrero la vida de nuestro santuario se vio marcada por tres hermosos acontecimientos: -La celebración del Día de la Amistad, -el inicio del Tiempo Cuaresmal y - el encuentro de los misioneros del Rosario y la Mater Peregrina.

 En el importantísimo mensaje que su Santidad el Papa Francisco nos dirige en ocasión de la celebración de la Cuaresma, nos recuerda que ella representa un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo, es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros.


 Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen... Entonces, nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien.

 Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.

Estas expresiones del Papa representan para cada uno de nosotros una especie de programa a realizar durante esta Cuaresma,  pues es como si estuviera escuchando las palabras de  nuestro padre fundador: "Dejemos de pensar y actuar como lo hace el hombre mecanicista y desarrollemos un pensar, actuar y amar orgánico".
Otro acontecimiento que nos ha llenado de alegría a toda la Familia de Schöenstatt es la designación  que ha hecho el papa del P. Andrés Napoleón, Rector del Santuario de  Getsemaní, San Francisco de Macorís, Rep. Dom.  como nuevo Obispo de la Diócesis de Barahona.  Todos rezamos por él y la misión que Dios le encomienda.