martes, 8 de septiembre de 2015

Creciendo en un filial y despreocupado cobijamiento en Dios

Emilie Engel (1893 - 1955), Alemania
   

  Emilie Engel, Hermana de María, creció en el seno de una familia sana  y religiosa en la zona rural de Sauerland, Alemania. Como joven maestra en el área industrial de Ruhr, vive un fuerte compromiso social con los más pobres y carenciados. 



En 1926, se convierte en uno de los primeros miembros de una forma totalmente nueva de comunidad religiosa, las Hermanas de María. Allí lleva adelante una labor pedagógica, primeramente en instituciones asistenciales, y luego dentro de la comunidad. 


Cayó enferma de tuberculosis por lo cual pasó varios años de su vida hospitalizada. Las operaciones llevadas a cabo con la intención de ayudar a su enfermedad, le causaron una avanzada parálisis que finalmente la postró en una silla de ruedas, quitándole su capacidad de comunicación.


En el 1946, gravemente enferma ya, fue designada como Superiora Provincial de las Hermanas de María para la Provincia Oeste de Alemania.



Demostró ser una persona que no se rindió a lo largo de su severa enfermedad, una mujer cuya vida estuvo signada por crisis y trastornos emocionales, y que no obstante no se quebró sino que creció a partir de estos impedimentos hacia un filial y despreocupado cobijamiento en Dios.



Emilie Engel es una persona cuya vida refleja la típica tensión entre la  seguridad en sí mismo y los fracasos. A través de su experiencia del amor misericordioso de Dios, junto con la conducción y educación paternal del Padre Kentenich, llegó a ser una persona libre, fuerte y alegre a pesar de sus grandes limitaciones. 



Según el Padre Kentenich, su vida es un testimonio del amor misericordioso y paternal de Dios, y una prueba de que la espiritualidad de Schoenstatt sirve para educar personalidades libres y firmes. Emilie Engel muestra al hombre de hoy un ideal de santidad que no tiene nada que ver con el perfeccionismo, un ideal que enfrenta limitaciones, debilidades y fracasos no como obstáculos sino como punto de partida para una vida plena y  fecunda, y la experiencia del amor infinitamente misericordioso y paternal de Dios.

La misión de la mujer dentro de Schoenstatt y en el mundo: "Quiero servir"

Gertraud von Bullion (1891 - 1930), Alemania
  
Cuando Gertraud von Bullion conoció Schoenstatt en 1917, trabajando como enfermera voluntaria en el hospital militar de Mons, éste era sólo para hombres. 

Desde un principio se sintió entusiasmada con las ideas y los testimonios de compromiso de vida genuinos de los soldados que pertenecían a Schoenstatt. Entró en contacto epistolar con el Padre Kentenich y se mantuvo en contacto, convirtiéndose en el primer miembro femenino del Movimiento de Schoenstatt. 

El 8 de diciembre de 1920, junto con su prima, se consagraron a la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt; fundando la Federación de Mujeres y dando comienzo al "Movimiento Femenino", como lo llamó el Padre Fundador. 
Gertraud empeñó todas sus fuerzas por el desarrollo de la Federación y Liga de Mujeres, hasta que lentamente una grave tuberculosis la obligó a abandonar las actividades apostólicas externas y aceptar fielmente, como voluntad de Dios, su enfermedad y las renuncias que ésta implicaba. Movida por su ideal de vida descubrió el camino para transformar su enfermedad en una oportunidad de servir a otros, y servir al Movimiento de Schoenstatt entregándose enteramente a disposición de Jesús y María.

Decisión sobre una cuestión de conciencia

Padre Franz Reinisch (1903 - 1942), Austria
  
El Padre Franz Reinisch es el único sacerdote católico ejecutado en tiempos del "Tercer Reich". 


Como una decisión sobre una cuestión de conciencia, luego de haber sido reclutado por el ejército, se negó a jurar lealtad a Hitler. Fue encarcelado, sentenciado a muerte y decapitado el 21 de agosto de 1942. 
El Padre Reinisch, sacerdote palotino nacido en Austria, tuvo su primera experiencia personal de Schoenstatt el día en que los restos mortales de los congregantes heroes, los primeros schoenstattianos que perdieron su vida en la Primera Guerra Mundial, fueron repatriados de Francia a Schoenstatt en 1934. Trabajó activamente en el Movimiento de Schoenstatt, especialmente con las Ramas masculinas. 
Su decisión de negarse a jurar lealtad lo enfrentó con el dilema de todo cristiano radical, su decisión implicaba perder la vida y él lo sabía; causando dolor a sus padres, familiares, comunidad. También ponía en peligro a Schoenstatt y su propia comunidad palotina motivando que sus superiores no apoyaran su decisión y pondría en tela de juicio a cada uno de los otros sacerdotes y cristianos que habían prestado juramento. Aún así Reinisch se sintió llamado a cumplir con su vocación especial y dar ejemplo de fidelidad a su conciencia e Ideal Personal en un asunto de vida o muerte.