miércoles, 7 de enero de 2015
EL MILAGRO DE LA NOCHE BUENA
Siempre es bueno repasar la historia, y la nuestra, la de Schöenstatt, es una llena de tanta presencia del Espíritu Santo. Es una historia colmada de bendiciones y de una mirada profética, la mirada de nuestro Padre y Fundador: P. José Kentenich.
En el 1941 cuando fue arrestado por la Gestapo en la Alemania nazi la preocupación y la nostalgia de una Hermana de María, hermana Mariengard, la lleva a redactar una carta al Niño Jesús para pedirle la liberación del padre. Ella ansiaba que el Padre pasara la Navidad con ellas. Su superiora al ver la carta se la envía al Padre Kentenich y éste la contesta como si fuera la respuesta de Niño Jesús. Lo que mueve estos corazones a una vinculación tan estrecha es definitivamente el amor. De un lado el amor filial, de otro el amor de Padre. El resto de la historia todos la conocemos.
El fruto de este Milagro de la Noche Buena: El jardín de María. El Niño Jesús ha pedido a la hermana Mariengard construir el Jardín de María, donde se trabajara ardientemente por la liberación del Padre y se ofreciera capital de gracias abundantes sacrificios y entrega por tan loable causa. La Historia no se detiene para Schöenstatt y un segundo Milagro de la Noche Buena fue necesario: La liberación del Padre del exilio al que fue enviado a Milwaukee. Una vez más se activa el Jardín de María y en la Navidad del 1965 regresa en la Noche Buena a Schöenstatt.
Esto sugiere, a la Familia de Schöenstatt, a continuar, como el Jardín de María, pidiendo que el Niño Dios regale a todos un corazón lleno del amor del Padre Dios y la pronta canonización del P. José Kentenich.
Diácono Francisco Lugo
LA GRANDEZA DEL 20 DE ENERO DE 1942 (2DO HITO)
En septiembre de 1939 comienza la Segunda Guerra Mundial contra Adolfo Hitler y el ejército alemán Nazi. Con ello las atrocidades de la guerra, especialmente el genocidio del pueblo judío en Europa, pero también de todo aquel que fuese una amenaza como lo eran sus opositores, sacerdotes y religiosos. El Padre José Kentenich era un reconocido y respetado sacerdote que entre otras actividades, ofrecía retiros espirituales a las comunidades sacerdotales en Alemania y era Fundador de un novel movimiento católico.
No tardó mucho en ser apresado, ocurriendo el 14 de septiembre de 1941. Estando en la cárcel es declarado apto para ir al campo de concentración de Dachau. Pero con la presión de las Hermanas Marianas se le abre la posibilidad de salvarse si pide un nuevo examen médico. Y el día 20 de enero, el Padre Kentenich toma la decisión de no aprovechar esa posibilidad e ir libremente a Dachau. Lo hace por amor y confianza en Dios. Su acción no sólo se convirtió en uno de los cuatro hitos de la historia del Movimiento, sino también en el eje de esa historia.
No tanto por su acto heroico sino por haber captado la voluntad de Dios. Ofrece su libertad exterior para conquistar la libertad interior de los hijos de Schöenstatt. Toma su cruz y nos invitó a tomar con él esa cruz, en solidaridad de destinos entre el Fundador y los miembros de toda la Familia.
Su suerte descansaría en la voluntad de su Familia, el Jardín de María que cada miembro debía cultivar para alcanzar con sus acciones la santidad, y ayudar así al Padre Kentenich en su seguridad y su eventual liberación. También este paso debía convencer definitivamente a la Familia que la Santísima Virgen era la dueña de la Obra, que Ella no la iba a abandonar.
No tardó mucho en ser apresado, ocurriendo el 14 de septiembre de 1941. Estando en la cárcel es declarado apto para ir al campo de concentración de Dachau. Pero con la presión de las Hermanas Marianas se le abre la posibilidad de salvarse si pide un nuevo examen médico. Y el día 20 de enero, el Padre Kentenich toma la decisión de no aprovechar esa posibilidad e ir libremente a Dachau. Lo hace por amor y confianza en Dios. Su acción no sólo se convirtió en uno de los cuatro hitos de la historia del Movimiento, sino también en el eje de esa historia.
No tanto por su acto heroico sino por haber captado la voluntad de Dios. Ofrece su libertad exterior para conquistar la libertad interior de los hijos de Schöenstatt. Toma su cruz y nos invitó a tomar con él esa cruz, en solidaridad de destinos entre el Fundador y los miembros de toda la Familia.
Su suerte descansaría en la voluntad de su Familia, el Jardín de María que cada miembro debía cultivar para alcanzar con sus acciones la santidad, y ayudar así al Padre Kentenich en su seguridad y su eventual liberación. También este paso debía convencer definitivamente a la Familia que la Santísima Virgen era la dueña de la Obra, que Ella no la iba a abandonar.
William Rosaly
SCHOENSTATT: FAMILIA POSEEDORA DE UNA CULTURA DE ALIANZA
Terminamos de vivir la hermosa experiencia del nacimiento del Niño Dios, un acontecimiento que nos ubica a todos en el proyecto de salvación que el Padre prometió realizar desde los inicios de la influencia del pecado en la vida del ser humano. Los proyectos de salvación por parte de Dios se van desarrollando a base de la alianza entre Dios Creador y el hombre pecador. Supone, en ocasiones, liberación física y, en otra, liberación espiritual; en ambas es necesario que Dios intervenga. Durante el pasado mes de diciembre, nuestro Santuario de la Madre Tres Veces Admirable fue visitado por muchos miembros de nuestra Familia, el Señor Obispo Mons. Félix Lázaro y tantos peregrinos venidos de los distintos pueblos de la Isla y también de países extranjeros. Nuestro hermoso lugar ha sido escenario de magnos
acontecimientos: la celebración de los 26 años de la bendición del santuario, la Cena Pan y Vino, todo el tiempo de Adviento y lo propio del tiempo de Navidad. Schöenstatt se define como un movimiento eclesial, donde todos según su opción vocacional y coordinadamente en alianza, sirven a la Iglesia y a su misión y al mundo que Dios nos ha confiado. Como sabemos, nuestra Familia nació en el año 1914, en plena guerra mundial. Una guerra que se transformó en cuna de un Schöenstatt «en salida», como dice el Papa Francisco, que sabe y debe responder hoy a su propuesta de salir «a la calle». Salir del santuario del pequeño valle, de la propia comunidad, para llevar una esperanza que no es utópica, sino que se expresa con acciones concretas, proyectos evangelizadores que regalan vida al hombre y le devuelven su dignidad, esté donde esté. Si es en la "periferia", allí mismo, con todos los riesgos y peligros que conlleva. El núcleo de la fundación de Schöenstatt es la «Alianza de Amor» con María, la Madre del Señor. La Alianza de Amor genera cultura y cultura de Alianza es la forma original de expresar nuestro estilo de vida y de trabajo: nuestra vinculación a Dios, a las personas, a la naturaleza, a la cultura, a la Iglesia y al mundo, siempre basado en la Alianza de Amor. El compromiso con la cultura de alianza impulsa a Schöenstatt a salir desde los santuarios hacia las periferias existenciales para "santuarizar" el mundo, según la expresión del papa Francisco Después de haber tenido una muy feliz Navidad, a la Mater le pedimos que este año que iniciamos 2015 sea para toda nuestra Familia y la humanidad en general de muchas bendiciones.
P. Hilario José Gutiérrez Burgos, Rector
La manifestación del Señor
Epifanía significa manifestación. El Padre manifiesta al Hijo de diferentes maneras a través de los Evangelios y la Comunidad de la Iglesia celebra la Epifanía en esos tres momentos importantes: la Epifanía de los Sabios de Oriente (Mt 2, 1-12), la Epifanía a San Juan Bautista en el Río Jordán y la Epifanía a sus discípulos y comienzo de la vida pública con el milagro de las Bodas de Caná.
En Navidad celebramos la primera de las Epifanías. Una fiesta que tiene su origen en la Iglesia Oriental que, curiosamente, es la fiesta de la Encarnación. En Occidente, se celebra la Epifanía el 6 de enero, en la alegría de la revelación de Jesucristo al mundo pagano. Nos alegramos de que el mundo de los que todavía no creían en el Enviado reconozcan, finalmente, que Cristo es el Salvador de toda la humanidad.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a los Sabios de Oriente como hombres poderosos, posiblemente reyes de naciones al Oriente del Mediterráneo que, por su cultura y espiritualidad, cultivaban el conocimiento del ser humano, la naturaleza y los astros manteniendo el contacto con Dios. Desde el pasaje bíblico conocemos que vinieron de Oriente y ofrecieron al Niño de Belén oro, incienso y mirra. Y, de la tradición de los primeros siglos, se les dieron los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar.
Alabemos al Señor que abre Su Amor a todas las naciones, que le reconocen como el Único Dios Enviado. Y que nuestra vida descubra, en el día a día de nuestra cotidianidad, los destellos de luz que brillan de la manifestación de Dios en los sencillos detalles de nuestra vida. Una Epifanía del Señor que no nos abandona y que se hace presente en nuestro caminar.
Alexandra Muñoz Pagán
Alexandra Muñoz Pagán
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