sábado, 2 de mayo de 2015

Cuestiona manipulación de expresiones de Papa Francisco

El vaticanista italiano Sandro Magister criticó la manipulación mediática y el consiguiente "oscurecimiento" de los medios sobre los discursos del Papa Francisco.

Como ejemplo, Magister comenta en su blog en italiano Settimo Cielo que "en la audiencia general del miércoles 29 de abril, el Papa Francisco dijo algunas frases contra el machismo de la sociedad y la falta de paridad entre el hombre y la mujer, frases que han dado inmediatamente la vuelta al mundo, resaltadas a lo grande por los medios".

Entre otras cosas, el Pontífice dijo por ejemplo que "muchos consideran que el cambio sucedido en estos últimos decenios haya sido puesto en marcha por la emancipación de la mujer. Pero ni siquiera este argumento es válido. ¡Pero ésta es también una injuria! ¡No, no es verdad! Es una forma de machismo, que siempre quiere dominar a la mujer".

El tema fue destacado por diversos medios que colocaron titulares como "El Papa denuncia los excesos del machismo" o "Papa Francisco: Es escándalo que las mujeres reciban menos".
El resultado de la acentuación de este aspecto de las palabras del Santo Padre, dice Magister, "ha sido el oscurecimiento del corazón de su discurso" que "era un himno a la magnificencia del designio divino sobre el matrimonio, además de una reflexión puntual sobre las razones de la crisis hodierna (actual) de la familia".

Esta manera de proceder de los medios, prosigue el vaticanista, "es un oscurecimiento que no es nuevo y que sistemáticamente remueve todo lo que Francisco dice y que se hace cuando (lo que afirma) no está de acuerdo a la 'narrativa' de lo que es más popular".

"Es un discurso que dice mucho sobre cómo Francisco mira la cuestión que será el tema del próximo Sínodo de los Obispos, sin ceder a las presiones del divorcio presentes en algunos de la misma jerarquía (de la Iglesia)", concluye.

(Fuente: EWTN/ACIPRENSA)

domingo, 26 de abril de 2015

Jóvenes de Schoenstatt lanzan película “Tres monjes rebeldes” en España

ACIprensa •
Un grupo de jóvenes del movimiento Schoenstatt de Madrid (España) ha llevado a la gran pantalla la vida de "Tres monjes rebeldes", una novela que cuenta la renovación de la Orden del Císter por parte de San Roberto de Molesmes, San Alberico y San Esteban, que lucharon por recuperar la pobreza, la sencillez y la austeridad de los primeros tiempos monásticos, enfrentándose la incomprensión del resto de monasterios.
La película es una adaptación del libro con el mismo título de M. Raymond y en ella el director, Aleix Forcada, asegura que comenzó como un proyecto corto para la universidad y terminó siendo una producción en toda regla.
El film ha sido rodado en el monasterio medieval de Santa María de Huerta en Soria (España) en donde actualmente hay una comunidad cisterciense.
Estos jóvenes de Schoenstatt han dedicado cuatro años a rodar y editar la película que les ha servido para encontrarse con Dios. Por eso el director afirma que el mensaje del film, a pesar de estar basado en el Siglo XII todavía es actual "porque nos habla de valores eternos como la constancia, de perseverancia, de confianza, humildad, esfuerzo, valor,… Los valores no entienden de ideologías ni de distinciones, son para todos".
Además subraya que tiene un mensaje especial para los jóvenes ya que pretende "hacer despertar de la anestesia tóxica de lo efímero, del "aquí y ahora". Las cosas en la vida tardan y nada llega sin esfuerzo".
Forcada también apunta que "el proceso entero del rodaje ha sido una experiencia de Dios. No sabría nombrar un momento concreto…el simple hecho de haber podido llevar esto a cabo ya es una muestra clara de la presencia de Dios".
Toda la producción y rodaje se han llevado a cabo a base de pequeños donativos. "Alguien que nos enseñaba a organizar rodajes con figuración, alguien que nos cedía de forma gratuita el material de iluminación, la comunidad de monjes que nos acogió con tanto cariño, las personas que nos han dado su tiempo para ayudarnos", apunta.
Además, este joven explica que su deseo para el público que vea la película es que "la gente salga reflexiva del cine, independientemente de la calidad del filme y de si uno es creyente o no", porque según afirma se trata de "una película que habla de cómo afrontar la vida y creo que para cada cual hay un mensaje diferente: esfuérzate, no seas mediocre, confía, Dios cuida de ti, no hay nada imposible, se constante, ten paciencia, sé humilde".
Más información sobre el proyecto aquí: http://proyecto3mr.com

Tres preguntas… sobre el Schoenstatt del segundo siglo de la Alianza de Amor (4)

Hoy contesta: P. Mike Rodríguez OSB, benedictino, de Esquipulas, Guatemala, fundador de Schoenstatt en Esquipulas, oriundo de la Juventud Masculina del Santuario Magnificat en Hatillo, Puerto Rico •

A medio año de peregrinar por el segundo siglo de la alianza de amor… ¿Cómo sueña este Schoenstatt en su ser, en su estar en la iglesia y en el mundo, y en su quehacer?

Un Schoenstatt en salida, un Schoenstatt que sale al encuentro, un Schoenstatt pobre para los pobres, tal como nos pide Francisco.
Las preguntas son muy inquietantes, muy atrevidas, para soñar a la luz de los grandes acontecimientos que estamos presenciando, a la luz del magisterio del Santo Padre, a la luz de los cien años, a la luz de una vida en alianza que cada uno estamos viviendo en nuestros países, en nuestros santuarios, nuestros santuarios hogar, nuestras ermitas, con nuestras limitaciones, caídas, y pobrezas. Son preguntas que desde hace mucho tiempo suenan en nuestro corazón.

la foto 2Para llegar a cumplir este sueño, ¿qué tenemos que evitar o dejar?

Casualmente en estos días, visitando uno de nuestros santuarios hogar aquí en Esquipulas, meditaba algo de todo esto con la familia durante la comida y me atrevo con temor y temblor a compartir lo que siento, a la luz de los acontecimientos, que es lo que debemos cambiar.
Pienso que debemos cambiar nuestro centro, es decir, poner en segundo plano nuestro yo y dar paso al tú: salir de nuestro pequeño mundo. Algo que me inquieta es caer en una vida de alianza yo solo, hacia dentro, aislada. El Papa nos pide salir al encuentro, nos habla de una cultura del encuentro, de sentarnos con el otro. En un mundo como el que vivimos tenemos que dejar lo cómodo y encontrarnos.
 Te comento algo: me han llegado cartas de jóvenes de Schoenstatt de otros lugares con una inquietud: ¿cómo llevar el mensaje de Schoenstatt a gente más sencilla. Han mirado nuestras fotos, nuestros santuarios hogar y me preguntan cómo se logra. Espero que entiendas esto. En otros países, la experiencia del trabajo de Schoenstatt (con respeto expreso esto y lo digo a la luz de mi país, Puerto Rico) es que se mueve en círculos de personas que pertenecen más a la alta sociedad, y estos jóvenes que me escriben sienten esa brecha. 
Desde la experiencia del Padre Aníbal en Puerto Rico, que miraba eso, decía que el Santuario del Magnificat es para gente sencilla. Yo acá comencé a compartir el mensaje del Padre y de la Madre a gente sencilla, a llevarles el mensaje del Padre que dice que somos hijos y tenemos un Padre que nos ama tal como somos, nos acoge. Y poco a poco he visto el fruto, he visto cómo la Mater ha atraído corazones. El hombre necesita sentirse amado, valorado, aceptado, acogido. Schoenstatt debe ser en este momento histórico esa casa de familia. Pero para lograr eso hay que salir de nuestros prejuicios, nuestras mentalidades cerradas, nuestros complejos, debemos eliminar máscaras, ser más auténticos, más pequeños, más simples. Tenemos que abrazar al otro desde nuestras heridas, como decía la liturgia del domingo: sentarnos con el otro, eliminar nuestro yo.

Para llegar a cumplir este sueño, ¿qué pasos concretos debemos dar?

Y qué debemos hacer, qué iniciativas…oye, creo que es sencillo: llevemos la Mater y el Padre no solamente al hogar, no solamente al trabajo, sino más allá, al drogadicto, al homosexual, al que está en alguna adicción, al que vive sentado en la calle, al que nadie le da la mano, a los marginados. Acá tenemos un grupo pequeño de misioneros en una aldea, es una comunidad en el campo, gente pobre que ya se tiene una ermita de la Mater. Impresiona la generosidad de esta gente, van con la Mater a las familias y ¡vieras los testimonios en las reuniones mensuales! Bajemos más al pobre allá donde solo hay un poco de café y pan.
(Fuente: Schoenstatt.org)

Una alianza entre varón y mujer

En sus audiencias generales, celebradas el tercer y el cuarto miércoles de abril, en una primaveral Plaza de San Pedro y ante varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, el Papa Francisco, dedicó su catequesis a la diferencia y a la complementariedad entre el hombre y la mujer, en la que se basa la unión matrimonial y familiar, sostenida por la gracia de Dios. 

La familia: varón y mujer (1)

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La catequesis de hoy está dedicada a un aspecto central del tema de la familia: aquel del gran don que Dios ha dado a la humanidad con la creación del hombre y de la mujer y con el sacramento del Matrimonio. Esta catequesis y la próxima tratan sobre la diferencia y la complementariedad entre el hombre y la mujer, que están al vértice de la creación divina; las dos que seguirán después serán sobre otros temas del Matrimonio.
Iniciamos con un breve comentario del primer relato de la creación, en el Libro del Génesis. Aquí leemos que Dios, después de haber creado el universo y todos los seres vivientes, creó la obra maestra, es decir, el ser humano, que hizo a su propia imagen: "Lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer". (Gen 1,27). Así dice el Libro del Génesis.
Como todos sabemos, la diferencia sexual está presente en tantas formas de vida, en la larga escala de los vivientes. Pero sólo en el hombre y en la mujer ésta lleva en sí la imagen y la semejanza de Dios: ¡el texto bíblico lo repite por tres veces en dos versículos (26-27)!: ¡Hombre y mujer son imagen y semejanza de Dios! Esto nos dice que no sólo el hombre por su parte es imagen de Dios, no sólo la mujer por su parte es imagen de Dios, sino también el hombre y la mujer, como pareja, son imagen de Dios. La diferencia entre hombre y mujer no es para la contraposición o la subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a imagen y semejanza de Dios.
La experiencia nos lo enseña: para conocerse bien y crecer armónicamente el ser humano tiene necesidad de la reciprocidad entre hombre y mujer. Cuando esto no sucede, se ven las consecuencias. Estamos hechos para escucharnos y ayudarnos recíprocamente. Podemos decir que sin enriquecimiento recíproco en esta relación – en el pensamiento, en la acción, en los afectos y en el trabajo, también en la fe – los dos no pueden ni siquiera entender profundamente que significa ser hombre y ser mujer.
La cultura moderna y contemporánea ha abierto nuevos espacios, nuevas libertades y nuevas profundidades para el enriquecimiento de la comprensión de esta diferencia. Pero también ha introducido muchas dudas y mucho escepticismo. Por ejemplo, yo me pregunto si la así llamada teoría del género no es también expresión de una frustración y de una resignación que punta a cancelar la diferencia sexual porque no sabe más confrontarse con ella. Nos arriesgamos a dar un paso atrás. La remoción de la diferencia, en efecto, es el problema no la solución. Para resolver sus problemas de relación, el hombre y la mujer deben en cambio hablarse más, escucharse más, conocerse más, quererse más. Deben tratarse con respeto y cooperar con amistad. Con estas bases humanas, sostenidas por la gracia de Dios, es posible proyectar la unión matrimonial y familiar para toda la vida. El vínculo matrimonial y familiar es una cosa seria, lo es para todos, no sólo para los creyentes. Quisiera exhortar a los intelectuales a no abandonar este tema, como si se hubiera transformado en secundario, por el compromiso a favor de una sociedad más libre y más justa.
Dios ha confiado la tierra a la alianza del hombre y de la mujer: su fracaso aridece el mundo de los afectos y oscurece el cielo de la esperanza. Las señales ya son preocupantes, y las vemos. Quisiera indicar, entre las muchas, dos puntos que yo creo que deben empeñarnos con más urgencia.
El primero. Indudablemente debemos hacer mucho más a favor de la mujer, si queremos volver a dar más fuerza a la reciprocidad entre hombres y mujeres. Es necesario, de hecho, que la mujer no sólo sea más escuchada, sino que su voz tenga un peso real, una autoridad reconocida, en la sociedad y en la Iglesia. El mismo modo con el cual Jesús ha considerado a la mujer – pero leamos el Evangelio eh, es así – en un contexto menos favorable del nuestro – porque en aquel tiempo la mujer estaba en segundo lugar, ¿no? Y Jesús la ha considerado de una manera que da una luz potente, que ilumina un camino que lleva lejos, del cual hemos recorrido solamente un pedacito. Todavía no hemos entendido en profundidad cuáles son las cosas que nos puede dar el genio femenino, qué puede dar a la sociedad y también a nosotros, la mujer. Quizás, ver las cosas con otros ojos que complementan el pensamiento de los hombres. Es un camino para recorrer con más creatividad y más audacia.
Una segunda reflexión concierne el tema del hombre y de la mujer creados a imagen de Dios. Me pregunto si la crisis de confianza colectiva en Dios, que nos hace tanto mal, nos hace enfermar de resignación a la incredulidad y al cinismo, no esté también conectada a la crisis de la alianza entre hombre y mujer. En efecto, el relato bíblico, con el gran fresco simbólico sobre el paraíso terrestre y el pecado original, nos dice precisamente que la comunión con Dios se refleja en la comunión de la pareja humana y la pérdida de la confianza en el Padre celestial genera división y conflicto entre hombre y mujer.
De aquí viene la gran responsabilidad de la Iglesia, de todos los creyentes, y ante todo de las familias creyentes, para redescubrir la belleza del designio de Dios también en la alianza entre el hombre y la mujer. La tierra se llena de armonía y de confianza cuando la alianza entre el hombre y la mujer se vive en el bien. Y si el hombre y la mujer la buscan juntos entre ellos y con Dios, sin dudas la encuentran. Jesús nos alienta explícitamente a testimoniar esta belleza, que es la imagen de Dios. Gracias.

La familia: varón y mujer  (II)

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la catequesis anterior sobre la familia, me detuve sobre el primer relato de la creación del ser humano, en el primer capítulo del Génesis, en donde está escrito: "Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer" (1,27).
Hoy quisiera completar la reflexión con el segundo relato, que encontramos en el segundo capítulo. Aquí leemos que el Señor, después de haber creado el cielo y la tierra "modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente" (2,7). Es el culmen de la creación. Pero falta algo. Luego Dios pone al hombre en un bellísimo jardín, "para que lo cultivara y lo cuidara" (cfr. 2, 15).
El Espíritu Santo, que ha inspirado toda la Biblia, sugiere por un momento la imagen del hombre solo – le falta algo – sin mujer. Y sugiere el pensamiento de Dios, casi el sentimiento de Dios que lo mira, que observa a Adán solo en el jardín: es libre, es señor, pero está solo. Y Dios ve que esto "no está bien": es como una falta de comunión, le falta una comunión, una falta de plenitud. "No está bien" – dice Dios – y agrega: "Voy a hacerle una ayuda adecuada" (2,18).
Entonces Dios presenta al hombre todos los animales; el hombre da a cada uno de ellos su nombre – y ésta es otra imagen de la señoría del hombre sobre la creación – pero no encuentra en ningún animal el otro similar a sí mismo.  El hombre continúa solo. Cuando finalmente Dios presenta a la mujer, el hombre reconoce exultante que aquella creatura, y sólo aquella, es parte de él: "¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!" (2, 23). Finalmente, hay un reflejo, una reciprocidad. Y cuando una persona – es un ejemplo para entender bien esto –  quiere dar la mano a otra, debe tener otro adelante: si uno da la mano y no tiene nada, la mano está allí, le falta la reciprocidad. Así era el hombre, le faltaba algo para llegar a su plenitud, le faltaba reciprocidad. La mujer no es una "replica" del hombre; viene directamente del gesto creador de Dios. La imagen de la "costilla" no expresa de ninguna  manera inferioridad o subordinación sino, al contrario, que hombre y mujer son de la misma sustancia y son complementarios. También tienen esta reciprocidad. Y el hecho que – siempre en la parábola –  Dios plasme la mujer mientras el hombre duerme, subraya precisamente que ella no es de ninguna manera creatura del hombre, sino de Dios. Y también sugiere otra cosa: para encontrar a la mujer y podemos decir, para encontrar el amor en la mujer, pero para encontrar la mujer, el hombre primero debe soñarla, y luego la encuentra.
La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a los cuales confía la tierra, es generosa, directa y plena. Pero es aquí que el maligno introduce en su mente la sospecha, la incredulidad, la desconfianza. Y finalmente, llega la desobediencia al mandamiento que los protegía. Caen en aquel delirio de omnipotencia que contamina todo y destruye la armonía. También nosotros lo sentimos dentro de nosotros, tantas veces, todos.
El pecado genera desconfianza y división entre el hombre y la mujer. Su relación será asechada por mil formas de prevaricación y de sometimiento, de seducción engañosa y de prepotencia humillante, hasta aquellas más dramáticas y violentas. La historia trae consigo las huellas. Pensemos, por ejemplo, en los excesos negativos de las culturas patriarcales. Pensemos en las múltiples formas de machismo donde la mujer era considerada de segunda clase. Pensemos en la instrumentalización y mercantilización del cuerpo femenino en la actual cultura mediática. Pero pensemos también en la reciente epidemia de desconfianza, de escepticismo e incluso de hostilidad que se difunde en nuestra cultura – en particular a partir de una comprensible desconfianza de las mujeres – con respecto a una alianza entre hombre y mujer que sea capaz, al mismo tiempo, de afinar la intimidad de la comunión y de custodiar la dignidad de la diferencia.
Si no encontramos un sobresalto de simpatía por esta alianza, capaz de poner a las nuevas generaciones al amparo de la desconfianza y de la indiferencia, los hijos vendrán al mundo siempre más erradicados de ella, desde el seno materno. La devaluación social por la alianza estable y generativa del hombre y de la mujer es ciertamente una pérdida para todos. ¡Debemos revalorizar el matrimonio y la familia! Y la Biblia dice una cosa bella: el hombre encuentra la mujer, ellos se encuentran, y el hombre debe dejar algo para encontrarla plenamente. Y por esto, el hombre dejará a su padre y a su madre para ir con ella. ¡Es bello! Esto significa comenzar un camino. El hombre es todo para la mujer y la mujer es toda para el hombre.
Por lo tanto, la custodia de esta alianza del hombre y de la mujer, aun pecadores y heridos, confundidos y humillados, desalentados e inciertos, para nosotros creyentes es una vocación ardua y apasionante, en la condición actual. El mismo relato de la creación y del pecado, en su final, nos entrega un ícono bellísimo: "El Señor Dios hizo al hombre y a su mujer unas túnicas de pieles y los vistió" (Gen 3, 21). Es una imagen de ternura hacia aquella pareja pecadora que nos deja a boca abierta: la ternura de Dios por el hombre y por la mujer. Es una imagen de custodia paterna de la pareja humana. Dios mismo cuida y protege su obra maestra.
(Fuente: Schoenstatt.org)

Seguir a Jesús Buen Pastor, como siervo no como mánager, pide el Papa a cuantos tienen misión de guía en la Iglesia

Por redacción •
Viento y frío en una plaza de San Pedro absolutamente abarrotada, Para acompañar al Papa Francisco, quien bendijo a los fieles junto a dos de los sacerdotes ordenados esta misma mañana. Con un recuerdo a las víctimas de la tragedia de Nepal y un llamamiento a los "que tienen una misión de guía en la Iglesia -sacerdotes, obispos, papas…" que "están obligados a no mantener la actitud del manager, sino la del siervo".
Al comienzo de sus palabras, el Papa animó a "volver a descubrir con asombro que Jesús es el buen Pastor, el que ofrece la vida por las ovejas", el mismo que "obedeciendo voluntariamente a la voluntad del Padre, se ha inmolado en la cruz".

Texto completo de las palabras del Papa antes del rezo mariano:

«El cuarto Domingo de Pascua, éste, llamado 'Domingo del Buen Pastor', cada año nos invita a redescubrir, con estupor siempre nuevo, esta definición que Jesús dio de sí mismo, releyéndola a la luz de su pasión, muerte y resurrección.
"El buen pastor da su vida por las ovejas" (Jn 10,11): estas palabras se realizaron plenamente cuando Cristo, obedeciendo libremente a la voluntad del Padre, se inmoló en la cruz. Entonces se vuelve completamente claro qué significa que Él es "el buen pastor": da la vida, ofreció su vida en sacrificio por todos nosotros: por ti, por ti, por ti, por mí ¡por todos. ¡Y por ello es el buen pastor!
Cristo es el pastor verdadero, que realiza el modelo más alto de amor por el rebaño: Él dispone libremente de su propia vida, nadie se la quita (cfr. v. 18), sino que la dona en favor de las ovejas (v 17). En abierta oposición a los falsos pastores, Jesús se presenta como verdadero y único pastor del pueblo: el pastor malo piensa en sí mismo y explota a las ovejas; el pastor bueno piensa en las ovejas y se dona a sí mismo. Al contrario del mercenario, Cristo pastor es una guía que cuida y participa en la vida de su rebaño, no busca otro interés, no tiene otra ambición que la de guiar, alimentar, proteger a sus ovejas. Y todo esto al precio más alto, el del sacrificio de su propia vida.
En la figura de Jesús, pastor bueno, contemplamos a la Providencia de Dios, su solicitud paterna para cada uno de nosotros ¡No nos deja solos! La consecuencia de esta contemplación de Jesús Pastor verdadero y bueno es la exclamación de conmovido estupor que encontramos en la segunda Lectura de la liturgia de hoy: ¡Miren cómo nos amó el Padre! ¡Miren cómo nos amó el Padre! …(1 Jn 3,1). ¡Es verdaderamente un amor sorprendente y misterioso, porque donándonos a Jesús como Pastor que da su vida por nosotros, el Padre nos ha dado lo más grande y precioso que nos podía donar! Es el amor más alto y más puro, porque no está motivado por ninguna necesidad, no está condicionado por ningún cálculo, no está atraído por ningún interesado deseo de intercambio. Ante este amor de Dios, experimentamos una alegría inmensa y nos abrimos al grato reconocimiento por lo que hemos recibido gratuitamente.
Pero contemplar para agradecer no basta. También hay que seguir al Buen Pastor. En particular, cuantos tienen la misión de guía en la Iglesia – sacerdotes, Obispos, Papas – están llamados a asumir no la mentalidad del mánager sino la del siervo, a imitación de Jesús que, despojándose de sí mismo, nos ha salvado con su misericordia. A este estilo de vida pastoral – de Buen Pastor – están llamados también los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma, que he tenido la alegría de ordenar esta mañana en la Basílica de San Pedro.
Y dos de ellos se van a asomar para agradecer las oraciones de todos ustedes y para saludar…
Que María Santísima obtenga para mí, para los Obispos y para los sacerdotes de todo el mundo la gracia de servir al pueblo santo de Dios mediante la alegre predicación del Evangelio, la sentida celebración de los Sacramentos y la paciente y mansa guía pastoral».
Con material de Radio Vaticano y Religión Digital
(Fuente: Schoenstatt.org