domingo, 26 de julio de 2015

“Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús", destaca el Papa

En el ardiente verano romano, a las 12 del mediodía del 26 de julio de 2015, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio de la multiplicación de los panes, ante miles de peregrinos que, a pesar del calor intenso, acudieron a la plaza del santuario de San Pedro, para escucharlo y recibir su bendición. "Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, de la participación. Y por más pobres que seamos, todos podemos dar algo. "Tomar la Comunión" también significa tomar de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los demás lo que somos y lo que tenemos", destacaba. Resuenan sus palabras de su visita a Bañado Norte en Paraguay:
"Una fe que no se hace solidaridad es una fe muerta, o una fe mentirosa. "No, yo soy muy católico, yo soy muy católica, voy a misa todos los domingos". Pero dígame, señor, señora, "¿qué pasa allá en los Bañados? ‒"Ah, no sé, sí…, no…, no sé, sí…, sé que hay gente ahí, pero no sé…". Por más misa de los domingos, si no tenés un corazón solidario, si no sabés lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil o es enferma o está muerta. Es una fe sin Cristo. La fe sin solidaridad es una fe sin Cristo, es una fe sin Dios, es una fe sin hermanos."

Texto de las palabras del Papa Francisco antes de rezar el Ángelus dominical:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo (Jn 6, 1-15) presenta el gran signo de la multiplicación de los panes, en la narración del evangelista Juan. Jesús se encuentra en la orilla del lago de Galilea, y está rodeado por "una gran multitud", atraída por los "signos que hacía curando a los enfermos" (v. 2).
En Él actúa el poder misericordioso de Dios, que cura todo mal del cuerpo y del espíritu. Pero Jesús no es un sanador, es también maestro: en efecto sube al monte y se si sienta, en la típica actitud del maestro cuando enseña: sube sobre aquella "cátedra" natural creada por su Padre celestial. Llegado a este punto Jesús, que sabe bien lo que está por hacer, pone a la prueba a sus discípulos.
¿Qué hacer para dar de comer a toda aquella gente? Felipe, uno de los Doce, hace un rápido cálculo: organizando una colecta, se podrán recoger, al máximo, doscientos denarios para comprar el pan que, sin embargo, no alcanzaría para dar de comer a cinco mil personas.
Los discípulos razonan en términos de "mercado", pero Jesús, a la lógica del comprar, sustituye aquella otra lógica, la lógica del dar. Las dos lógicas, ¿no? La del comprar y la del dar. Y he aquí que Andrés, otro de los Apóstoles, hermano de Simón Pedro, presenta a un muchacho que pone a disposición todo lo que tiene: cinco panes y dos pescados; pero ciertamente – dice Andrés – son nada para aquella gente (Cfr. v. 9).
Pero Jesús esperaba precisamente esto. Ordena a los discípulos que hagan sentar a la gente, después tomó aquellos panes y aquellos pescados, dio gracias al Padre y los distribuyó (Cfr. v. 11). Estos gestos anticipan aquellos de la Última Cena, que dan al pan de Jesús su significado más verdadero.
El pan de Dios es Jesús mismo. Tomando la Comunión con Él, recibimos su vida en nosotros y llegamos a ser hijos del Padre celestial y hermanos entre nosotros. Tomando la Comunión nos encontramos con Jesús, realmente vivo y resucitado. Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, de la participación. Y por más pobres que seamos, todos podemos dar algo. "Tomar la Comunión" también significa tomar de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los demás lo que somos y lo que tenemos.
La multitud está sorprendida por el prodigio de la multiplicación de los panes; pero el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento. Jesús sacia no sólo el hambre material, sino aquella más profunda, el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios.
Frente al sufrimiento, a la soledad, a la pobreza y a las dificultades de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros? Lamentarse no resuelve nada, pero podemos ofrecer lo poco que tenemos. Como aquel muchacho. Ciertamente tenemos alguna hora de tiempo, algún talento, alguna competencia… ¿Quién de nosotros no tiene sus "cinco panes y dos pescados"? Todos tenemos.
Si estamos dispuestos a ponerlos en las manos del Señor, bastarán para que en el mundo haya un poco más de amor, de paz, de justicia y, sobre todo, de alegría. ¡Cuán necesaria es la alegría en el mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos. Gestos de solidaridad y hacernos partícipes de su don.
Que nuestra oración sostenga el empeño común para que jamás falte a nadie el Pan del cielo que da la vida eterna y lo necesario para una vida diga, y para que se afirme la lógica del compartir y del amor. Que la Virgen María nos acompañe con su intercesión maternal.
(Traducción de María Fernanda Bernasconi – Radio Vaticano).

Una imagen de San José para la Catedral de Habana en el marco de la visita del Papa Francisco a Cuba

CUBA/ARGENTINA, AICA y Osvaldo Martín •
Una imagen de San José de dos metros de alto y casi 80 kilos será trasladada desde la basílica San José de Flores a la catedral de La Habana, en Cuba, donde será bendecida por el Papa Francisco en el marco de su viaje apostólico, por realizarse del 19 al 22 de septiembre. Detrás de este gesto con el pueblo cubano está la historia de un vecino del barrio de Flores, profundamente devoto de San José, que movilizó cielo y tierra para ver cumplida su promesa.
La iniciativa comenzó con un viaje de placer de Jorge Langlois, contador de profesión, de 66 años. En enero de este año visitó La Habana y su catedral. Como hace en cada viaje, buscó la imagen de San José para rezarle, pero descubrió que no había ninguna. Al volver al país, encargó una imagen a una famosa fábrica de imágenes religiosas de Valentín Alsina, y tras largas tratativas, ese San José fue entronizado en la basílica de Flores por monseñor Ernesto Giobando SJ, obispo auxiliar de Buenos Aires.
Jorge es un vecino de a pie, casado, con dos hijos y dos nietos. Hoy dirige una empresa de consultorios médicos que atiende a pacientes con enfermedades dermatológicas, como la psoriasis y el vitíligo. Pero en 2001, durante la crisis que atravesó el país, no la pasó bien. Entonces se acercó a unas religiosas para pedirles trabajo. Ellas le dijeron que le rece al protector de la Sagrada Familia diciéndole: «José, encárgate». A los pocos días consiguió el empleo que tanto buscaba. Desde entonces (y antes también) se volvió gran devoto de San José y se reconoce como un hombre "con muchas deudas" para con el santo patriarca.
"Mi idea es que este santo se convierta en lugar de peregrinación, para turistas y residentes, y entregue gracias como las que recibí yo a lo largo de mi vida", explicó en diálogo con AICA.

El inicio del proyecto

IMG_6338Antes de abandonar La Habana, Jorge recorrió la catedral con el sacristán. Tan solo había un cuadro de San José, pero guardado en un recinto de exclusivo acceso a los sacerdotes. Una vez de regreso, se comunicó con el párroco de la catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada, presbítero Yosvani Carvajal Sureda, quien aceptó con gusto la propuesta de recibir la imagen.
Luego de tener el sí desde la Isla, Jorge se dirigió a la fábrica de imágenes religiosas. Allí lo atendió el dueño y le dijo que guardaba en el galpón una imagen arrumbada, de casi dos metros de alto. Entonces le pidió que la mejorara para mostrarla a las autoridades eclesiásticas.
Luego de ir y venir, sin mucha cabida en la curia metropolitana, Jorge fue a parar a la Vicaría de Flores por recomendación de sus compañeros del grupo de matrimonios del Movimiento de Schoenstatt, que integra desde hace años. En la Vicaría conoció a monseñor Ernesto Giobando SJ, un gran devoto de San José, que quedó maravillado por su historia, su compromiso y su fe, estampada en la frase «José, encárgate».
Mientras Jorge avanzaba con el obispo, un sacerdote de la parroquia Virgen Inmaculada de Lourdes, del barrio de Flores, viajó a Roma y le comentó al Papa, luego de la misa matutina en Casa Santa Marta, sobre la idea de llevar una estatua de San José a La Habana. Según los testimonios, el Papa, gran devoto del santo, aceptó con gusto bendecir la imagen y entronizarla en Cuba.
El domingo 20 de septiembre, Francisco tiene previsto celebrar una misa en la Plaza de la Revolución y posteriormente mantener un encuentro con la vida consagrada en el interior de la catedral de La Habana. En este momento se especula con que bendecirá la imagen. Jorge viajará para asegurarse la buena llegada de la imagen, pero aún no le han confirmado que podrá contar al Papa su historia y presenciar ese anhelado momento en el que el Papa posará sus manos sobre ese San José, que quiere ser un gesto de hermandad con los fieles cubanos.

Antes de partir, recorrerá la ciudad

Estampita-1El presbítero Gabriel Marronetti, párroco de San José de Flores, también colaboró con la iniciativa de Langlois. Y le sugirió que la imagen, que desde este martes 23 de junio se puede ver en la basílica, sea también llevada a otras iglesias porteñas. La imagen no irá sola: junto a la estatua se distribuirán estampitas con una oración especialmente escrita para esta ocasión.
La oración al santo dice:
"San José, queremos acompañarte, seguir espiritualmente tus pasos en esta peregrinación de tu imagen hacia Cuba. ¡Cuántos hermanos cubanos te esperan allá llenos de fe y esperanza en tu protección paterna! Por designio de Dios fuiste el custodio de la Virgen María y de su Niño, por eso con fe te rogamos que cuides ahora de todos nosotros. A vos nada puede negarte tu Jesús, intercede ante Él por las necesidades que nos aquejan. Ayúdanos a anunciar el Evangelio, testimoniando la infinita misericordia del Padre hacia sus hijos. Gracias por tu protección y bendice al pueblo cubano. Amén.
Fuente: AICA

En la Catedral Metropolitana y en Nuevo Schoenstatt

En estos días la imagen de San José está siendo venerada en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, y en unos días será llevada a Nuevo Schoenstatt, Florencio Varela para que allí sea venerada ahí hasta el momento de su partida hacia Cuba, creando así otro lazo, otro vínculo con Cuba; donde el Padre Carlos Cox y algunos jóvenes chilenos hace unos 15 años sembraron las primeras semillas de Schoenstatt, y donde el Padre Egon M. Zillekens, de Alemania, acompañado por el P. Maximiliano Bartel, de Argentina, estuvieron presentes en la fundación de la Federación de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt en ese país, con tres sacerdotes cubanos formando el curso fundador.
No es casualidad que la imagen de San José esté en Nuevo Schoenstatt durante unas semanas. Jorge y Liliana Langlois es un matrimonio de la Obra de Familias de Buenos Aires, muy antiguo y comprometido con el Movimiento.
Tienen su grupo de Liga Apostólica y a su vez integra el grupo organizador de la cena solidaria que se organiza una vez al año para recaudar fondos para el Taller San José, la Casa del Niño Padre José Kentenich y el Voluntariado de María.
"Trabajamos en la organización de esta cena desde hace 6 años juntos y es muy colaborador en todo lo que se refiere al Movimiento de Schoenstatt", cuenta Osvaldo Martín, del equipo de schoenstatt.org. "A su vez, al ser tan devoto de San José, nos ha entusiasmado a todos con la conquista de esta imagen. Por eso, a pedido y sugerencia del P. Guillermo Carmona la imagen de 1,85mts y 80 Kg. de peso será entronizada por varias semanas en el Santuario Nacional de Florencio Varela.
De alguna forma, todo el Movimiento de Buenos Aires se encolumnó tras la aventura de los Langlois y estamos haciendo capital de gracias para lograr el traslado con éxito de la imagen a Cuba".
PUBLICADO IN DILEXIT ECCLESIAM
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