lunes, 31 de agosto de 2015

Desde Schoenstatt de Juana Díaz les invitamos...

INVITACION:
Matrimonios: Interesados en conocer sobre grupos de formación, contactar a William y Migdalia al (939)645-8616 / (787)925-4223 o al Santuario.
Jovenes y niños: Interesados en pertenecer a la Juventud Masculina, contactar a William Rosaly al (939)645-8616 / Juan Vilaró al (939)218-0391 o al Santuario
Jovencitas y niñas: Interesadas en pertenecer a la Juventud femenina, contactar a Gabriela Belén al (787)955-8329
Caballeros y jóvenes: Interesados en encuentros de oración y formación perteneciendo a los Madrugadores de María, contactar a William Rosaly al (939)645-8616.  Nos reunimos los 3ros sábados del mes a las 6:30am.
Madres y Señoras: Interesadas en formación para la mujer, contactar a Joan Castillo al (787)601-1726

SCHOENSTATT: FAMILIA QUE CONSTRUYE VINCULOS DE PAZ EN EL MUNDO

Salgamos al encuentro para construir la paz. La paz es una necesidad primaria del hombre y de todo el mundo. Los cristianos -también los schoenstattianos- salimos al encuentro para ser constructores de la paz. Nos aliamos con María, como lo hizo el Padre Fundador, y la coronamos como Reina del Universo: "Tu santo corazón es para el mundo el refugio de paz, el signo de elección y la puerta del cielo" (Hacia al Padre, 541).
La paz, por el contrario, es el gran signo de la victoria de Cristo: "En Cristo Jesús los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones..." (Ef. 2,13-17).
Así lo recordamos en cada Navidad, al adorar la Palabra y asumirla como misión: "Alegres la llevaremos al mundo, que asombrado retendrá el aliento y encontrará para siempre la paz de Dios que anunciaran los ángeles. (HP 59).
La paz es la alegría del Padre. En Dachau, el P. Kentenich meditaba en la mirada y las manos del Dios Padre y concluía: "Tu mirada reposa complaciente en la alegría de la humanidad liberada del pecado. A ella extiendes nuevamente tu mano paternal y la transformas en tierra fecunda de paz" (HP 109).
La paz es tanto don como tarea. ¿Cómo ser constructores de la paz?
1.      El punto de partida es la paz interior. La paz se decide en el corazón: reconciliarse con uno mismo, con su ayer y sus miedos, con los fantasmas y las culpas, con las personas a quienes hicimos mal o nos lastimaron. Hay gente que quiere ser "militante", pero no "constructora" de la paz.
2.      Hay que generar clima de paz en nuestros ambientes. Los vínculos son las redes que sostienen nuestra vida; pero pueden también ser motivo de conflictos. La paz se aprende y la mejor escuela debería ser la familia. En la mesa de cada día, en la intimidad de los cónyuges, en el cuarto que comparten los hermanos, se talla el corazón pacífico y pacificador. Se juega también en los ambientes laborales, en el colegio, la universidad, en "lugares de pertenencia", ámbitos religiosos, sociales y apostólicos.
3.      En tercer término, la paz la generamos con el respeto irrestricto a los demás. Insultos, gritos, expresiones de odio, críticas malintencionadas, epítetos que damos a los otros -ya sea en el campo social, político, deportivo- no aportan a la paz. La "violencia nuestra de cada día" debe cesar y dejar crecer el "pan nuestro de cada día", pan del respeto, la confianza y el amor.
4.      El schoenstattiano sabe que la paz exige subsanar causas más remotas de la violencia. Detrás del odio aflora un corazón herido, con hambre de caricias, de reconocimiento, de estímulo auténtico, de inclusión laborar, de miseria, de falta de educación.
5.      Hay que ser valiente y no tener miedo de trabajar por la paz, erradicando "violencias estructurales" como son la falta de justicia, la miseria y la corrupción, la explotación, la discriminación social y cultural. "El nuevo nombre de la paz es la justicia", recordaba Juan Pablo II y otros Papas.

Entrevista del P. Juan Pablo Catoggio con ACIprensa: Los retos a 100 años de la fundación de Schoenstatt

PUBLICADO IN VIDA EN ALIANZA

Entrevista con ACIprensa, publicado el 25 de agosto, por Martha Calderón y Walter Sánchez Silva

En la primera entrevista que concede luego de su elección como Superior General de los Padres de Schoenstatt, el sacerdote argentino de 61 años, P. Juan Pablo Catoggio, habla de los desafíos de esta familia espiritual marcada por un profundo amor a la Virgen María y que está presente en más de 90 países.
El sacerdote argentino, el segundo latinoamericano en el cargo, sucede al P. Henrich Walter, quien estuvo al mando de la institución durante 12 años.
En diálogo con ACI Prensa en Schoenstatt (Alemania), comenta que su elección lo sorprendió porque "no lo esperaba, no lo buscaba. En segundo lugar, también con un poco de susto por la tarea, pero confiado también en que Dios da las fuerzas y las gracias necesarias para las tareas que también él nos confía".
Sobre el centenario de esta familia espiritual celebrado en 2014, el P. Catoggio afirma que este es un tiempo de "renovación en el espíritu del fundador, en su carisma, en su misión. Fue una experiencia de internacionalidad. Nunca el movimiento se había reunido tan multiforme y tan colorido, con representantes de tantos países, de tantas culturas, de tantos lugares nuevos" como India y algunos lugares de África. "Después de 100 años Schoenstatt tiene un rostro nuevo, una geografía nueva".
El Superior General recuerda que "Schoenstatt nació con un acontecimiento, no fue una decisión o un proyecto de escritorio del Padre (José) Kentenich, el fundador, sino que fue el resultado de un proceso de vida, de una irrupción del Espíritu Santo, de un acontecimiento de gracia que nosotros llamamos: 'la alianza de amor con la Virgen'. El P. (José) Kentenich, el fundador, era un hombre que permanentemente buscaba la voluntad de Dios. Para él la voluntad de Dios no era una verdad que había que contemplar sino mucho más un plan que había que descubrir y realizar".
Para el fundador, continuó el sacerdote "el amor a la Virgen no era simplemente un dejarse mimar por la Virgen, para él siempre tuvo el aspecto o el carácter de un compromiso mutuo. Por eso hablamos en Schoenstatt, llamamos a la consagración de María, alianza de amor. Una alianza, recíproca, mutua. 'Nada sin ti, nada sin nosotros' decimos en Schoenstatt muchísimas veces".
Esto, prosiguió, "es un intercambio donde hay un compromiso mutuo, que es amor por amor, que es compromiso por compromiso y donde por lo tanto ese amor a María no es simplemente afectivo y devocional sino que tiene también consecuencias en la vida".
"Tiene consecuencias pedagógicas, podríamos decirlo porque transforma nuestra vida, nos dejamos educar por María, que siempre quiere plasmar a Cristo en nosotros y que quiere que el Evangelio se haga vida en nosotros".
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El Santuario de Schoenstatt

Schoenstatt fue fundado el 18 de octubre de 1914 por el P. Kentenich y un pequeño grupo de seminaristas del antiguo seminario de los padres palotinos como un camino de renovación espiritual dentro de la Iglesia Católica. El nombre del movimiento viene de una pequeña aldea parte del pueblo de Vallendar, cerca de Coblenza, Alemania, en la cual queda el Santuario Original de Schoenstatt que se ha convertido en un lugar de peregrinación mundial.
El P. Catoggio explicó a ACI Prensa que "el Santuario no fue una decisión estratégica o una genialidad 'marketera' del P. Kentenich. Realmente ayuda muchísimo a identificar Schoenstatt en todos los lugares, pero es algo mucho más profundo que eso".
"El santuario es nuestro misterio, si se puede llamar así, el Santuario es la fuente de gracias, porque es allí donde María se ha establecido, dónde nos llama y desde ahí es donde se alimenta nuestra espiritualidad y toda nuestra fuerza para la misión y para el apostolado".
Por lo tanto, prosigue, "la red de santuarios, que tampoco surgió desde el comienzo, se dio porque la vida se fue manifestando así y se fue abriendo o fue mostrando nuevos caminos. En Sudamérica, concretamente en Uruguay, fue donde surgió la iniciativa de las hermanas de María de construir una réplica exacta del santuario original".
"Cuando el fundador estando en el en el campo de concentración supo de esto, lo apoyó de inmediato. Además descubrió que no era estrategia, sino que era estrategia de Dios, que Dios quería realmente extender este regalo, este carisma de Schoenstatt al mundo entero, precisamente a través de los santuarios, porque sin santuarios no se puede entender Schoenstatt".
ESEl P. Cotaggio dijo luego que "esa Iglesia, por la que el P. Kentenich vivió, murió, trabajó, sufrió, soñó, es la Iglesia que el Papa Francisco nos propone la que él lleva en su corazón, la que él está anunciando por todos lados y por eso creo que el encuentro con él (el 26 de octubre en el Aula Pablo VI en el Vaticano) fue un encuentro de compromiso, con él, con la Iglesia y fue un encuentro de envío. De un envío".
"Creo que el fruto más grande de esas celebraciones, del encuentro con él es que desde nuestros orígenes, desde nuestro carisma, desde nuestras fuentes, tenemos que estar en salida".
Para concluir, el nuevo superior general de los Padres de Schoenstatt dijo a ACI Prensa que "usando las palabras del Papa, tenemos que salir al encuentro de todos. Schoenstatt en salida, es un poquito la palabra que entendemos ahora como nuestro programa".
Fuente: Aciprensa
Todas las fotos: Perfil de Facebook del Capitulo General de los Padres de Schoenstatt