Iniciamos un nuevo Año Litúrgico y, con él, un nuevo Adviento: tiempo de gracia y esperanza. Ésta es la invitación: vivir en actitud vigilante, despiertos. Él, el Señor Jesús, quiere crecer dentro de nosotros, curar nuestras heridas, enderezar nuestros caminos y preparar su Reino. Merece la pena aprovechar y vivir este tiempo con intensidad.
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