martes, 31 de marzo de 2015

Obispo de Ponce envía mensaje a los sacerdotes en la Misa Crismal

El obispo de Ponce, monseñor Félix Lázaro Martínez, urgió a los sacerdotes "a afrontar los desafíos del mundo moderno con fidelidad a Cristo y a la Iglesia". 
"Para ello se requiere una profunda vida interior, contacto personal constante con Cristo en la oración y contemplación y un anhelo sincero de santidad".

Monseñor Lázaro Martínez envió ese mensaje a los sacerdotes de su diócesis en el marco de la Misa Crismal para la bendición de los Santos Óleos, celebrada el martes en la noche en la Iglesia Santa María Reina de Ponce.
"Si algo exigen los fieles de sus sacerdotes es que sean santos y como pastores son los primeros llamados a dar un testimonio coherente. Por eso, al participar de la bendición de los Santos Oleos decidir por el óleo de la caridad y con el crisma de la verdad y de la sinceridad dispuestos renovar las promesas sacerdotales y a servir al pueblo de Dios", expresó el obispo.
Al tiempo que les felicitó, monseñor Lázaro les estimuló a trabajar juntos con el pueblo fiel "que el Señor nos ha confiado y que gozoso nos acompaña".

Al final de su homilía, el Pastor de la Iglesia Católica de la Diócesis de Ponce dijo que la Misa Crismal es la referencia para trabajar unidos, alegres y confiados en el Señor en la edificación del Reino de Dios en todos los rincones de la geografía de los pueblos y parroquias que integran  la Diócesis de Ponce.
Asimismo, instó a los creyentes a orar incesantemente por sus sacerdotes "para que el Señor siga enviando obreros a sus mies". 

"La Iglesia necesita sacerdotes y diáconos santos; sacerdotes y diáconos evangelizadores, apóstoles dispuestos a servir al Señor", subrayó mientras pidió que la Santísima Virgen María, modelo de entrega y generosidad en el servicio a Dios y a los hombres, les acompañe y guie en la gran aventura a la que el Señor le ha llamado como sacerdotes.

La Misa Crismal es la celebración, presidida por el Obispo y concelebrada por los presbíteros de la diócesis, en la que se consagra el Santo Crisma y se bendicen los restantes óleos (aceites) para los catecúmenos y enfermos. Es una manifestación de la plenitud sacerdotal del obispo y un signo de la unión estrecha de los sacerdotes con él.



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