lunes, 2 de febrero de 2015

MARÍA ES MADRE DEL AMOR

Dios es Amor (1 Jn 4,8). Y María dio a luz al Hijo de Dios, que es Dios mismo. Si Ella fue la elegida para dar a luz al Hijo y Dios es Amor, Ella es la Madre del Amor. Pero con mayúscula. 
María es la Madre del Amor bien entendido. Un Amor que rebasa toda concepción superflua. Un Amor que se ha hecho Vida. Un Amor encarnado. Es el Amor de Jesucristo.  Él es el Amor que se traduce en los hechos cotidianos. María es la Madre del Amor desde la acción concreta de la entrega de cada día. Un amor que no se queda en palabras, sino que tiene su raíz en el cada día: en una sonrisa, en la ayuda desinteresada, en la prudencia, en la humildad, en el servicio. 
La Madre de Amor, María, es modelo de esta virtud vital. La invocamos como Esposa del Espíritu Santo por su entrega y fidelidad. Se deja amar por Dios todo lo que quiere amarla. Lo vemos en Lucas 1, 28, en el saludo del Ángel Gabriel. El Señor está con Ella porque le abrió sus puertas, le abrió sus puertas al Amor. 
María se deja conducir sin condiciones por el Amor. Se entrega totalmente a la obra del Amor, por eso pronuncia el Fiat: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según Su Palabra (Lc. 1, 38). Toda su vida será testigo de ese Amor y lo recuerda en el Magníficat del Evangelio de San Lucas. Y será fiel en el Amor y al Amor hasta la Cruz, donde acompañará y será testigo ocular de la más grande entrega del verdadero Amor.
Imitemos a María. Su Amor no se quedó sólo en palabras bonitas o en concepciones superfluas del amor. Su Amor es un amor con raíz: Cristo, que es el Amor mismo por ser Dios. Seamos fieles a ese Amor con nuestra vida concreta: dando lo que somos y tenemos con sencillez y humildad. Somos miembros de la Iglesia, depositaria y administradora del Amor de Dios. Por los sacramentos, la Iglesia causa en nosotros el amor de Dios y nos hace crecer en él. Aprendamos de María a dejarnos amar todo lo que Él quiere amarnos, a entregarnos sin reservas a las exigencias del Amor de Dios y a ser testigos de ese Amor en nuestros ambientes, en el mundo.

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