El Papa les propuso reunirse mientras comían y, de nuevo, hizo gala de su buen humor.
"No es usual que tengamos la reunión comiendo. Es la primera que se hace. No había lugar donde meterlos. Entonces, tomemos el almuerzo y será más relajada y un poco de vino les va a soltar la lengua y me van a decir la verdad".
Francisco les entregó un discurso en el que les recuerda que la Iglesia "no está ligada a sistema político alguno". También les pidió que defiendan a las familias ante problemas como la difícil situación económica, la emigración, la violencia doméstica o el narcotráfico.
Por último, les advirtió sobre los peligros de la ideología de género y les invitó a trabajar en la promoción del matrimonio.
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