martes, 16 de febrero de 2016

Momentos de Francisco en México

    FRANCISCO EN MÉXICO •
Francisco en la tierra de la Virgen de Guadalupe. Mensajes y gestos fuertes. Menciona la corrupción, el narcotráfico, la exclusión, la violencia, el tráfico de personas, los secuestros… todos los problemas, pide una política auténticamente humana y una sociedad en la que nadie se sienta victima de la cultura del descarte.
"Dios les pide tener una mirada capaz de interpretar la pregunta que grita en el corazón de vuestra gente… No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor", les dice a los obispos. "¡Si tienen que pelearse, peléense!, ¡si tienen que decir cosas, que se las digan en la cara!" "Les ruego no caer en la paralización de dar viejas respuestas a nuevas demandas. ¡Ay de Uds. si se duermen en los laureles!"
No menos fuertes son los encuentros.
Se siente la bendición que surge de la cultura del encuentro: del encuentro entre el Santo Padre y el Santo Pueblo de Dios, del encuentro entre culturas y pueblos (nunca la palabra "mestiza" tuvo este tono de especial), el encuentro entre San Juan Diego y la Virgen, del encuentro de Dios y cada ser humano, querido por Él como hijo.
Hubo gestos de encuentro especiales en este primer día en México. Cuando Francisco el viernes muy tarde, y después de un largo viaje y del encuentro histórico con Kiril, llegó a la Nunciatura, lo esperaban cientos de personas. No estaba previsto en el programa. Ya pasada la medianoche, el Papa salió a saludar: estuvo con esos cientos de personas durante unos diez minutos, rezó con ellas y las bendijo, para luego dirigirles algunas palabras.
Francisco pidió a los presentes rezar "por las personas que quiero y también las que no quiero y por las que están enojadas, tienen celos o envidia".
El Papa exhortó además a rezarle a la Madre de Dios por todos "los que nos han hecho mal" ya que el "Señor nos va a dar la fuerza" para hacerlo.
Francisco los bendijo y les recordó "que mañana es sábado, es un día medio libre y pasado mañana es domingo y es un día libre y tenemos muchas actividades. Tenemos que estar todos descansados".
"Mañana nos volveremos a encontrar, pero no se olviden, mientras van a casa y antes de dormir, recuerden esos rostros: las personas que quieren, las que no nos quieren, y a las que  nos han hecho daño, para que la Virgen los bendiga".
"Adiós, buen descanso, que Dios los bendiga", concluyó.
Una gran fiesta
Fue el broche de oro de la tan esperada llegada del Santo Padre a México. Llegó al aeropuerto internacional Benito Juárez a bordo del avión de Alitalia a las 19,24 (hora local).
En medio de un gran ambiente de fiesta, marcado por los bailes y los cantos tradicionales como el popular "Cielito lindo" y con estribillos como "¡Se ve, se siente, el Papa está presente!" y "¡Esta es la juventud del Papa!", los mexicanos recibieron al Pontífice, la séptima vez que un Papa visita a esta nación.
Los cientos de asistentes prendieron sus celulares a manera de "antorchas" mientras diversos artistas interpretaban la canción "Luz".
Un alegre grupo tocó y bailó "El son de la negra" mientras el Papa conversaba animadamente con el mandatario mexicano y su esposa.
Rompiendo el protocolo, como suele hacer, el Santo Padre se acercó al coro de niños y artistas como Cristian Castro, Pedro Fernández, Lucero, Diego Verdaguer, entre otros. Pasó lo mismo que en el aeropuerto de Asunción, Paraguay: al verlo acercarse los pequeños corrieron a abrazar al Pontífice.
Antes de dejarlos, el Papa bendijo a todo el grupo y comenzó a caminar hacia las gradas en donde estaban miles de fieles a quienes también bendijo.
En su paso por las tribunas el Papa besó y le dedicó unos segundos a un niño con discapacidad.
El director del grupo de mariachis presente en el aeropuerto se acercó al Pontífice y, luego de pedirle que se ponga el sombrero característico que llevaba, conversó brevemente con él.
Un clásico
Como ya es casi una costumbre, Francisco cambió el papamóvil por un Fiat 500L color blanco para regresar a la Nunciatura Apostólica, tras una mañana llena de actividades en el corazón de la capital de México.
Después de un largo discurso dirigido a los obispos en la Catedral Metropolitana, el pontífice abordó el pequeño vehículo para recorrer los 13,5 kilómetros hacia la residencia ubicada en el sur de la capital.
Ya tiene su segundo sombrero… Se hace mexicano entre los mexicanos.
Parece tener todo el tiempo del mundo para cada encuentro. Algo muy jesuita. San Ignacio les dijo a sus sacerdotes que nunca le dejen sentir a una persona que están apurados…
En todo el gran mensaje: "Vengo como misionero de misericordia y paz, pero también como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe."
(Tomado de: Padres de Schoenstatt Internacional)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario