Gertraud von Bullion (1891 - 1930), Alemania
Cuando Gertraud von Bullion conoció Schoenstatt en 1917, trabajando como enfermera voluntaria en el hospital militar de Mons, éste era sólo para hombres.
Desde un principio se sintió entusiasmada con las ideas y los testimonios de compromiso de vida genuinos de los soldados que pertenecían a Schoenstatt. Entró en contacto epistolar con el Padre Kentenich y se mantuvo en contacto, convirtiéndose en el primer miembro femenino del Movimiento de Schoenstatt.
El 8 de diciembre de 1920, junto con su prima, se consagraron a la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt; fundando la Federación de Mujeres y dando comienzo al "Movimiento Femenino", como lo llamó el Padre Fundador.
Gertraud empeñó todas sus fuerzas por el desarrollo de la Federación y Liga de Mujeres, hasta que lentamente una grave tuberculosis la obligó a abandonar las actividades apostólicas externas y aceptar fielmente, como voluntad de Dios, su enfermedad y las renuncias que ésta implicaba. Movida por su ideal de vida descubrió el camino para transformar su enfermedad en una oportunidad de servir a otros, y servir al Movimiento de Schoenstatt entregándose enteramente a disposición de Jesús y María.
Desde un principio se sintió entusiasmada con las ideas y los testimonios de compromiso de vida genuinos de los soldados que pertenecían a Schoenstatt. Entró en contacto epistolar con el Padre Kentenich y se mantuvo en contacto, convirtiéndose en el primer miembro femenino del Movimiento de Schoenstatt.
El 8 de diciembre de 1920, junto con su prima, se consagraron a la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt; fundando la Federación de Mujeres y dando comienzo al "Movimiento Femenino", como lo llamó el Padre Fundador.
Gertraud empeñó todas sus fuerzas por el desarrollo de la Federación y Liga de Mujeres, hasta que lentamente una grave tuberculosis la obligó a abandonar las actividades apostólicas externas y aceptar fielmente, como voluntad de Dios, su enfermedad y las renuncias que ésta implicaba. Movida por su ideal de vida descubrió el camino para transformar su enfermedad en una oportunidad de servir a otros, y servir al Movimiento de Schoenstatt entregándose enteramente a disposición de Jesús y María.
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