lunes, 29 de junio de 2015

DECLARACIONES INTEGRAS DE LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL PUERTORRIQUEÑA ANTE LA DECISIÓN DEL TRIBUNAL SUPREMO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE RECONOCER COMO UN DERECHO CONSTITUCIONAL EL MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO


Queridos hermanos y hermanas:  

(1) Una mayoría de jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos ha decidido que  prohibir el matrimonio entre personas de un mismo sexo es inconstitucional, teniendo esto el efecto de que los estados y los territorios están obligados a reconocer ese tipo de matrimonio que se hubiera celebrado en otras jurisdicciones, así como permitir su celebración en su propia jurisdicción. 
(2) Es necesario aclarar que esta lamentable decisión judicial, aunque aplicable al Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, no aplica a las iglesias, ni a las confesiones religiosas.  Por consiguiente, la Iglesia Católica seguirá afirmando y sosteniendo nuestra doctrina y práctica pastoral sobre el matrimonio entre hombre y mujer.  
(3) La decisión judicial anunciada por una mayoría de jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos es erró
nea porque la redefine y tergiversa su finalidad y su destino. El matrimonio entre personas del mismo sexo destruye la riqueza de la complementariedad de los sexos y  priva a la prole de la figura paterna o materna.
(4) El matrimonio y la familia no son hechura de los gobiernos ni de los jueces, sino de la conciencia de aquellos primeros seres de la especie humana que habitaron la Tierra al cabo de un proceso largo y multimillonario de evolución. ¿Por qué? Porque los primeros seres humanos entendieron que el lugar más seguro para custodiar el amor entre el hombre y la mujer y criar sus hijos e hijas era formalizando su relación en una unión exclusiva, protegida y única. 
(5) El Papa Francisco, en la Encíclica Laudato si', destaca la importancia central de la familia y nos recuerda que ésta "es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida". 
(6) La familia —como vínculo afectivo de amor, de convivencia y de reproducción— es anterior al Estado y a la Iglesia por miles y miles de años, y, por esa razón, corresponde a éste defenderla y no debilitarla ni redefinirla. 
(7) Lamentamos que, por la naturaleza colonial de nuestra relación políticojurídica con los Estados Unidos, la decisión de su máximo foro judicial sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sea aplicable en Puerto Rico. Dicha decisión es claramente contraria a los valores de la inmensa mayoría de nuestro Pueblo, el cual, mediante un ejercicio democrático, legisló para reconocer únicamente el matrimonio entre un hombre y una mujer. 
(8) Sabemos que a raíz de esta decisión judicial lamentable habrá quienes aprovechen la situación para desinformar, para relajar la institución del matrimonio y para crear debates e inducir a hermanos puertorriqueños o cristianos a discutir entre sí con el único fin de mejorar los ratings de programas y segmentos de los medios masivos de comunicación.  Sin embargo, no podemos caer en la tentación de arremeter festinadamente contra otro hermano que piense distinto. La verdad sin caridad se debilita y el argumento sin misericordia es despiadado. 
(9) En situaciones como ésta estamos llamados como cristianos y cristianas a orar, a proclamar la verdad del matrimonio y de la familia, a catequizar, a educar en la fe y a procurar que nuestra generación y las futuras afirmen siempre  esta verdad fundamentada en el designio del Creador.  
(10) Hoy pedimos a todas y a todos los puertorriqueños a orar por la familia y el matrimonio entre el hombre y la mujer, para que él y ella sean siempre generadores de vida, de felicidad y de amor.  

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