Por Jorge José Armas, Generación Francisco - para schoenstatt.org •
La presencia en la VII Cumbre de las Américas del Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, fue de los hechos más altamente significativo en la política hemisférica de los últimos tiempos.
No sólo estuvo presente sino que fue el primero en tomar la palabra para leer el mensaje del Papa Francisco a los Presidentes del Continente, luego de los discursos inaugurales.
Francisco en su mensaje, hizo un fuerte llamado "a generar un nuevo orden de paz y de justicia y a promover la solidaridad y la colaboración respetando la justa autonomía de cada nación".
Asimismo, fue de lleno contra el modelo neoliberal sostenido por fuertes factores de poder que pretenden retomar el gobierno tanto en USA como en varios países de la América Latina:
"No podemos negar que muchos países han experimentado un fuerte desarrollo económico en los últimos años, pero no es menos cierto que otros siguen postrados en la pobreza. Además, en las economías emergentes, gran parte de la población no se ha beneficiado del progreso económico general, sino que frecuentemente se ha abierto una brecha mayor entre ricos y pobres. La teoría del "goteo" o "derrame" se ha revelado falaz: no es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos. Son necesarias acciones directas en pro de los más desfavorecidos, cuya atención, como la de los más pequeños en el seno de una familia, debería ser prioritaria para los gobernantes. La Iglesia siempre ha defendido la "promoción de las personas concretas", atendiendo sus necesidades y ofreciéndoles posibilidades de desarrollo".
Pero, sin duda, el elemento altamente significativo de la Cumbre fue que Francisco se sentó objetivamente como con "derecho propio" en la mesa que representa a los poderes institucionales de América.
La voz oficial de la Iglesia Católica y su doctrina pretenden formar parte activa del futuro de la realidad hemisférica.
Esto no sucedía desde hace muchos siglos.
Si bien Castro y Obama agradecieron en su momento al Papa Francisco su intervención personal en el inicio de un nuevo tiempo entre USA y Cuba el trayecto de la Iglesia en reconstruir su presencia en el continente tiene un largo camino que se inicia en tiempos del Concilio continuando sólidamente en la Exhortación Apostólica "La Iglesia en América", de San Juan Pablo II, un documento que formaba parte de lo que en su momento se conocía como la "geopolítica de la fe".
La designación del Pontífice americano no hizo otra cosa que acelerar los tiempos de esta presencia.
La Iglesia Católica está emergiendo aceleradamente como un factor central en este "cambio epocal" en todo el mundo pero, de forma especial, en América.
La visita de Francisco a EEUU, en el próximo mes de septiembre, será sin duda una buena oportunidad en la que continuara predicando la ya llamada "geopolítica de la misericordia".
El Capitolio, la Naciones Unidas y la Casa Blanca son ámbitos ponderados donde presentar la plena preocupación de la iglesia Católica por la inmensa cantidad de pobres que sembró "esta civilización que se pasó de rosca", sus estragos entre los niñez del planeta, la falta de proyectos posibles para los jóvenes, el incremento del flagelo de la droga y la corrupción, la producción de enorme cantidad de "desechos sociales", el combate contra las particularidades culturales de los pueblos y el incremento de las más diversas periferias existenciales productos todos de un pretendido mercado globalizado que auguraba crear un Nuevo Orden Mundial.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario